El libro estaba cansado, ha sido un año
intenso de ferias del libro, eventos, radios y todo tipo de presentaciones:
musical, social o acompañado por excelentes exposiciones colectivas, dónde pude
exponer la relación entre el arte y la literatura.
He desgranado mi novela mostrando sus extremos
narrativos: cada capítulo ofrece una estructura diferente; los cuentos se
integran dentro de la narración; la cruda realidad se fusiona con la ferviente
imaginación; la crítica social se suaviza con los recuerdos de mi generación:
la música, el cine, la televisión o el cómic de los años ochenta.
He logrado vencer mi timidez enfrentándome al
público, sin médicos ni medicamentos, incluso añoro esa sensación, el libro ha
sido una terapia perfecta.
Quizás
ha llegado el momento de plantearse una forma diferente de mostrar las virtudes
de La maldita casilla de salida. Comenzar
un nuevo ciclo y explorar nuevas ideas.
Gracias a todos por vuestro apoyo.