El libro se volverá a encontrar con el arte.
Literatura y pintura se juntarán el domingo día 7 en una nueva y original aventura.
LA MONEDA
Me quedé meditando ante lo que me había
parecido un espectro. Pensé que estaba demasiado tenso, que debía calmarme y
que dejaría que Javier hablase por mí. Casi era la hora. Vi a mi asesor
acercarse a lo lejos y algo me impulsó a abrir la carpeta que llevaba. Había
cogido la que tenía más a mano, por las prisas. Era una carpeta antigua de
color azul, de las de toda la vida, de las baratas. La abrí y reparé en el
portafolio, donde llevaba varios documentos. Cogí un bolígrafo y comencé a
escribir en un folio. Sin que me diese cuenta, Javier llegó y me dijo:
—Perdona
por el retraso, me he liado un poco. Tenemos que subir, es la hora. De todas
maneras, creo que lo tenemos claro, ¿no?
—Sí,
sí —titubeé.
—
¿Te pasa algo? Estás pálido.
—No,
nada, estoy un poco nervioso. Voy a pagar. —Terminé de escribir en el folio y
me levanté.
Saqué un billete de cinco euros del
bolsillo y una ráfaga de viento lo separó de mis dedos. Lo atrapé de un pisotón
y me agaché para recogerlo. A su lado, una moneda daba vueltas. Miré a mi alrededor,
no vi a nadie y la cogí. Estaba tan helada que casi quemaba. Me la guardé en el
bolsillo. Entré en el bar para pagar, cogí las vueltas y las metí en el
monedero. La moneda seguía demasiado gélida, tanto que se me estaba congelando
la pierna, así que la saqué de mi bolsillo.
Mientras
me unía a Javier para subir al acto de conciliación, algo extraño me sucedió.
La moneda se adueñó de mis dedos y empezó a girar entre ellos.
Texto extraído de "La maldita casilla de salida"
Mariana Schlapp, (Montevideo, Uruguay, 1972)
Ya desde su infancia Mariana se inclina por el dibujo, cursa estudios de arquitectura en Montevideo lo que desarrolla su conciencia espacial, después de experimentar diferentes materiales y técnicas se inclina por el acrílico en su obra.
Exponiendo por diferentes municipios de la Comunidad Valenciana, plasma sus experiencias y percepciones interesándose por el Arte Aborigen a través del cual expresa su amor por el SER y la Madre Tierra.
Sus piezas evocan una geometría hipnótica llena de poder visual, impresiona ver plasmado el principio de la energía del Universo, reconocer de dónde venimos y encontrar los cimientos de una Nueva Era.
Planteamiento valiente que nos invita a comenzar de nuevo, que falta le hace a nuestra civilización.
Mariana: Observadora, enérgica e hipnótica.